La pútrida televisión y radio emitiendo sus ondas de cero, vacío y nada. Las gentes demasiado embrutecidas y bobas para lo que soy capaz de aguantar. Me extraña decirlo, pero, deseo escribir, no sé a quién ni por qué, y, sin embargo -tiránico placer-, papel y pluma me mantienen en vela y me gustan más que el sueño y el descanso.
Pero no escribiré más. Me retiro aquí definitivamente en el campo. La estancia es agradable, inocente y tranquila, adecuada a mi manera de ser; disfruto de placeres juiciosos y moderados: pasear con la perra, leer mucho, componer mentalmente algún poema o trozo de prosa. Aunque no cultivo mi cuerpo, cultivo mi inteligencia, y, si bien se mira, el cuerpo maltrecho por mis enfermedades se robustecerá con una vida frugal. Pendiente de mi conciencia, y guardados los oídos a las opiniones y consejos del vulgo.
Qué holganza y silencio esta de mi aldea gallega. Tranquilo. Sin alteraciones. El tiempo es una engañifa; hasta las estatuas de mármol se deshacen, hasta las rocas más altas de las montañas caen.
Llegó el invierno a mi vida. Estoy en paz. Inútil recordar dolores u ofensas. Aproveché mi tiempo. Se entreabren las dos puertas del mundo; voy a entrar en la doble noche (en la noche eterna de antes de mi nacimiento, y en la noche eterna tras mi muerte)
Adiós, vivan dichosos. Y no, no hace falta que me recuerden.
Orate, orante y diletante. Burgués hacendado, aldeano ilustre. Pienso bien, escribo regular -desearía que con distinción-, y hablo mal. Solitario compulsivo. Lector omnímodo, omnímodo, diagnosticado de bibliopatía. Apocalíptico y antimoderno. Debemos apartar el chusmerío de nosotros y buscar el lujo de la mente, también la bondad. Voltaire: “La terre est couverte de gens qui ne méritent pas qu´on leur parle (la tierra está llena gente a quien no merece la pena dirigirle la palabra) “Por desgracia la expresión coquin méprisable , granuja despreciable, resulta aplicable a un número terrible de personas de este mundo” Schopenhauer. “Nec vixet male qui natus moriensque fefellit” Horacio, “No se da mala vida quien de nacimiento a muerte pasa desapercibido”. Mejor no podría ser dicho. O bien igual Ovidio, “Bene qui latuit, bene vixit”, “Quien bien se esconde, bien se da”. Solo y oculto se está mejor en esta hodierna e híspida civilización donde la publicidad está por encima del logro, la revelación por encima del comedimiento, la sinceridad por encima de la decencia, el victimismo por encima de la responsabilidad, la confrontación en lugar de la cortesía, la psicología sustituyendo la moralidad. Para acabar ya, y como divisa o lema: "Litteras ese solas quae homines ese vere convincat", las letras son la única prueba de que se es verdaderamente hombre.
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