Mi Dios no es el de las laceraciones y los estigmas, de los cilicios y las renunciaciones. Se parece más a la bonhomía de Falstaff. Me permite vivir, no negar, afirmar y no denegar, consentir y no prohibir, amar y no temer, creer y no olvidar, desprenderse y no atesorar. Mi fe es el sentimiento particular de que dentro de la general maldad humana -el mundo no es bueno, el hombre no es noble-, existen chispas de salvación. M fe cree en la música del trigo, en el color de rosa de la fantasía, en el azar, la infancia, los jardines, en la ternura del silencio, en el fuego sagrado de los registros poéticos, en sutiles y móviles almas que más y más se mueven hacia dentro. Hijo sin hijos, todavía amo. Ojos como ventanas de niebla, todavía amo.
Me queda poco de vida (a lo mejor no). A mi pésima salud se han sumado ahora unos síntomas parkinsonianos. Pero soy extremadamente feliz. No creo que esto de aquí abajo, feo y sublunar, sea el final, «sé» incluso que no es el final. Mi vida tiembla ardida en la plenitud del instante. Creo. Mi fe es un báculo de nácar. Bajo la luna en cuarto creciente siempre habrá alguien que oiga una canción infantil. La muerte es un capricho pequeño y encima no es mía. Fe. Decir un gran y solar «sí». El placer y los duendes del gran «sí». Hoy me dieron el alta del hospital. La mañana sabía a gajo de naranja en los labios de una adolescente enamorada. Sí a todo esto.
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Publicado por christiansanz71
Orate, orante y diletante. Burgués hacendado, aldeano ilustre. Pienso bien, escribo regular -desearía que con distinción-, y hablo mal. Solitario compulsivo. Lector omnímodo, omnímodo, diagnosticado de bibliopatía. Apocalíptico y antimoderno. Debemos apartar el chusmerío de nosotros y buscar el lujo de la mente, también la bondad. Voltaire: “La terre est couverte de gens qui ne méritent pas qu´on leur parle (la tierra está llena gente a quien no merece la pena dirigirle la palabra) “Por desgracia la expresión coquin méprisable , granuja despreciable, resulta aplicable a un número terrible de personas de este mundo” Schopenhauer. “Nec vixet male qui natus moriensque fefellit” Horacio, “No se da mala vida quien de nacimiento a muerte pasa desapercibido”. Mejor no podría ser dicho. O bien igual Ovidio, “Bene qui latuit, bene vixit”, “Quien bien se esconde, bien se da”. Solo y oculto se está mejor en esta hodierna e híspida civilización donde la publicidad está por encima del logro, la revelación por encima del comedimiento, la sinceridad por encima de la decencia, el victimismo por encima de la responsabilidad, la confrontación en lugar de la cortesía, la psicología sustituyendo la moralidad. Para acabar ya, y como divisa o lema: "Litteras ese solas quae homines ese vere convincat", las letras son la única prueba de que se es verdaderamente hombre.
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