Robert Burton, en “La anatomía de la melancolía”, abre la dedicatoria al lector con estas palabras “Escribo sobre la melancolía para estar ocupado sobre el modo de evitar la melancolía. No hay mayor causa de melancolía que la ociosidad, y “no hay mejor cura que la actividad”, como sostiene Al Razí”.
Yo no puedo tener amigos; un temperamento ingobernable e inmaduro, una melancolía patológica, unas fieras simpatías y antipatías (atemperadas por la educación hipócrita burguesa), una moral cobarde o timorata, una personalidad como vulgar ejemplo de literatura psiquiátrica, una alarmante falta de empatía, y un alma tan cavernícula y autista de soledad que, todo sea dicho, resulta una pérdida de tiempo hablar conmigo.
Carezco de recursos propios para sustentarme. Pero hoy noto aturdido de emoción que no todo son rechazos y desaires. Gracias. GRACIAS. De veras. Os envío a todos un beso enorme, calidísimo. Me siento bendecido y amado.
No hay peor soledad que la de carecer de amistad sincera. Mi soledad babélica ya no ignora las bellas soledades que rozan su costado. Mi soledad -desengañémonos-, no es una llama, sino polvorientas cenizas. GRACIAS POR EL FUEGO.
“Soledad elegida / me estás saliendo rana”, Gloria Fuertes. Gracias por despertar con un beso a este feo príncipe solitario.
Orate, orante y diletante. Burgués hacendado, aldeano ilustre. Pienso bien, escribo regular -desearía que con distinción-, y hablo mal. Solitario compulsivo. Lector omnímodo, omnímodo, diagnosticado de bibliopatía. Apocalíptico y antimoderno. Debemos apartar el chusmerío de nosotros y buscar el lujo de la mente, también la bondad. Voltaire: “La terre est couverte de gens qui ne méritent pas qu´on leur parle (la tierra está llena gente a quien no merece la pena dirigirle la palabra) “Por desgracia la expresión coquin méprisable , granuja despreciable, resulta aplicable a un número terrible de personas de este mundo” Schopenhauer. “Nec vixet male qui natus moriensque fefellit” Horacio, “No se da mala vida quien de nacimiento a muerte pasa desapercibido”. Mejor no podría ser dicho. O bien igual Ovidio, “Bene qui latuit, bene vixit”, “Quien bien se esconde, bien se da”. Solo y oculto se está mejor en esta hodierna e híspida civilización donde la publicidad está por encima del logro, la revelación por encima del comedimiento, la sinceridad por encima de la decencia, el victimismo por encima de la responsabilidad, la confrontación en lugar de la cortesía, la psicología sustituyendo la moralidad. Para acabar ya, y como divisa o lema: "Litteras ese solas quae homines ese vere convincat", las letras son la única prueba de que se es verdaderamente hombre.
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