Ciel clair (para mamá)

Puede ser una imagen de motocicleta

Todos conocemos a gente cruel, sin resonancia, carente de corazón. El tuyo, en cambio, mamá, es una delicada y bondadosa cajita de alabastro. Qué placer vivir contigo, una adorable dama con intenso garbo de clase altoburguesa, pasmosamente inteligente, muy culta; de cada diez cosas que haces nunca ninguna es un error, y eres totalmente incapaz de cometer alguna maldad.

A tu lado (al igual que con papá) he mejorado enormemente, pero una comezón dolorosa de haber sido un hijo imperfecto y energéticamente problemático no me deja de aguijonear. Tengo el alma agotada y marchita debido a desdichados, malhadados hábitos que tomé. Perdóname, inmortal corazón puro, joven maniquí rubio en un país de nieve, golondrina y sabio navío en la mar.

El lenguaje del amor articulado, vivo y veraz, es inevitablemente cursi, cursimente «moelleux». El Bien huele a rama de pino recién cortada. La ternura es un finísimo brillo que solo acaricia recintos claros. Escribo en público (y sé que te disgusta la pública intimidad) lo que nunca me cansaré de decirte en privado: «Je t’aimerai toujours, et aussi plus tard

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