El arte del supermercado parece hoy universalizarse. Es accesible, así logra ocupar más tarta del público, su idioma es un instrumento de género periodístico, neutro y sin articulación, la quilla estética no ahonda más allá de dos centímetros, su paradigma es el cine y las series de televisión, no cambia al lector, no resuena en otros escritores, no es culturalmente profético. Es un arte de envase aséptico y trivial. Un precipitado de la publicidad y el márketing. Se acabó la era de los genios solitarios, de aquellos que con su obra subían increíbles ocho miles. Pero hay una salida plausible a este desafecto sistema cultural; una literatura que se encuentra entre el supermercado y la solitaria cumbre de las montañas. Una literatura que dialogue con su sociedad, que concierna a los lectores (pero no como simple entretenimiento), que agudice nuestra percepción, nuestros presupuestos y prejuicios, y nos familiarice con ciertos problemas contemporáneos que flotan implícita o explícitamente en el ambiente. Mucha literatura inglesa y norteamericana sigue esta vía, mucha literatura española e hispanoamericana también. Vano citar nombres. Se acabó el genio épico. Bienvenido al registrador de nuestros usos y costumbres, manías y sueños, obsesiones y deseos, motivaciones y aventuras. Porque el arte siempre fue el mejor espejo para saber quienes somos aquí y ahora, aunque la imagen que devuelve no sea justamente halagadora.
Arte de supermercado y arte interlocutivo
Publicado por christiansanz71
Orate, orante y diletante. Burgués hacendado, aldeano ilustre. Pienso bien, escribo regular -desearía que con distinción-, y hablo mal. Solitario compulsivo. Lector omnímodo, omnímodo, diagnosticado de bibliopatía. Apocalíptico y antimoderno. Debemos apartar el chusmerío de nosotros y buscar el lujo de la mente, también la bondad. Voltaire: “La terre est couverte de gens qui ne méritent pas qu´on leur parle (la tierra está llena gente a quien no merece la pena dirigirle la palabra) “Por desgracia la expresión coquin méprisable , granuja despreciable, resulta aplicable a un número terrible de personas de este mundo” Schopenhauer. “Nec vixet male qui natus moriensque fefellit” Horacio, “No se da mala vida quien de nacimiento a muerte pasa desapercibido”. Mejor no podría ser dicho. O bien igual Ovidio, “Bene qui latuit, bene vixit”, “Quien bien se esconde, bien se da”. Solo y oculto se está mejor en esta hodierna e híspida civilización donde la publicidad está por encima del logro, la revelación por encima del comedimiento, la sinceridad por encima de la decencia, el victimismo por encima de la responsabilidad, la confrontación en lugar de la cortesía, la psicología sustituyendo la moralidad. Para acabar ya, y como divisa o lema: "Litteras ese solas quae homines ese vere convincat", las letras son la única prueba de que se es verdaderamente hombre. Ver todas las entradas de christiansanz71