Plenilunio. Relampagueante y barroco casco de húsar. Navío fantasma que gime. Seda salvaje en los labios de Melibea. Muchacha con los pechos como un gélido vaso de gin. Esta luna de ahora y de hoy no es la luna de la calle, de las noches habituales, no es la luna de los periódicos. Es lo que asocio con la explosión del periodo de lago historiado y gárgola retorcida en la prosa de Proust, con la inmersión en el lodo interjectivo de Céline, con la flor de mierda preciosa y vibrante en un sintagma de Genet, con el cincel ácido y barbitúrico con que talla Faulkner, con las cabriolas de arlequín junto a un mar de papel de Joyce, con la música de ritmo verbal inglés de Borges, con la música de seco polvareda de Rulfo, con la música de parataxis ebria y esquizotímica de Benet, es el océano de sílabas levantadas por trompetas de Jericó que logra Nabokov, y esta luna singular me trae a la mente la severidad de Musil y Broch, casi como intuir la fórmula de la bomba de neutrones. Pienso: «Per què la nosa del nostre llastimós i carrisquejant idioma?» Nuestra lengua es un calco de la de los media. Sueño, al igual que esta luna que espío, una lengua crepuscular y no periodística, antirromántica, anticolorista, antipopular, con horror ante las emotividades fáciles y automáticas, manufacturada en obrador de orfebre subversivo, de semitonos más que de tonos, precisa, que elogie la poesía y degrade al poder, de dureza memorable de diamante, de maleabilidad y expresividad como fuga de Bach, nunca podada ni enana, sino ebria de jardín botánico y orgasmo. Un idioma de pelo rubio y largas piernas, con sol blanco de enero y fuego de chimenea, una flor sin raíz pero de robusto aroma. Quiero escribir todo lo diferente posible a una crónica de El País o El Mundo.
Luna llena
Publicado por christiansanz71
Orate, orante y diletante. Burgués hacendado, aldeano ilustre. Pienso bien, escribo regular -desearía que con distinción-, y hablo mal. Solitario compulsivo. Lector omnímodo, omnímodo, diagnosticado de bibliopatía. Apocalíptico y antimoderno. Debemos apartar el chusmerío de nosotros y buscar el lujo de la mente, también la bondad. Voltaire: “La terre est couverte de gens qui ne méritent pas qu´on leur parle (la tierra está llena gente a quien no merece la pena dirigirle la palabra) “Por desgracia la expresión coquin méprisable , granuja despreciable, resulta aplicable a un número terrible de personas de este mundo” Schopenhauer. “Nec vixet male qui natus moriensque fefellit” Horacio, “No se da mala vida quien de nacimiento a muerte pasa desapercibido”. Mejor no podría ser dicho. O bien igual Ovidio, “Bene qui latuit, bene vixit”, “Quien bien se esconde, bien se da”. Solo y oculto se está mejor en esta hodierna e híspida civilización donde la publicidad está por encima del logro, la revelación por encima del comedimiento, la sinceridad por encima de la decencia, el victimismo por encima de la responsabilidad, la confrontación en lugar de la cortesía, la psicología sustituyendo la moralidad. Para acabar ya, y como divisa o lema: "Litteras ese solas quae homines ese vere convincat", las letras son la única prueba de que se es verdaderamente hombre. Ver todas las entradas de christiansanz71