
Democracia pastosa, viscosa: todos los derechos, pero solo los derechos a lo peor. A la cultura-basura, los viajes-basura, la televisión-basura, las diversiones-basura, chafarrinones obtusos de ordinariez y baratura maoísta universal. Bacanales de descerebrados. Fallebas de luna seca mohosa. Huevas de escorpiones, sangre de hormigas. Tenéis derecho a todo bobitos gregarios, siempre y cuando «todo» sea lo más romo, vil, abajado y ruin. España tatuada sin gloria ni prestigio. Hombres tabernarios sin argumento. España tatuada de fútbol y charanga verbenera. España que no busca el mejor intelecto ni la más clásica sensibilidad, único modo de avance. Ciudadanos como espantajo sórdido de gansos gordos y grasientos. Gentuza alimentada con pienso televisivo y palomitas (twitts) mentales. Democracia basura sin pueblo sino con hooligans o con populacho bárbaro duro de mazas y mollera. Jóvenes mujeres borrachas nunca vestidas de ropas curiales o bien gentileza humana. Zara e Ikea en lugar de pastorales brocados y lujosa sedería, gusto general por el fango. Lecturas de best-sellers hodiernos y colas efectistas a la moda en los museos. Burgueses hacendados analfabetos. Rostros mortecinos y dolientes en el metropolitano. Soberbia y orgullo de mercaderes y campesinos en el gélido brío de los tubos de las calles. Políticos zarrapastrosos de huesudo pensamiento vespertino sin alma ni dirección. Pueblo innoble que concibe a sus dioses también innobles. Deja ya la basura, olvida las babas de esta pocilga (la chusma macarra te insulta) Crujir de la osamenta ágrafa y agramatical del mundo. Murmullo de acúfenos dentro de los cerebros bulbosos. Sube a dormir a la sombra de un meteoro. Conduce tu canoa a mares blancos. Sube a la nave en busca de la nieve solitaria fuera del impacto abrumador de tanta cháchara necia, de tanto farfullar ocioso lleno de palabras tontas. Embiste con espumas de estrellas de mar y lame claras y amarillas y enamoradas arenas. Fuera siempre de este hedor a pobreza, ignorancia, radicalidad, berza, plástico y humeante estiércol. Escucha la musculatura hoplita de los héroes individuales, sus himnos helicoidales e historiados. No sigas a la multitud, querido. Sé como una gaviota sin isla o un rey sin su corte cucañista, como un trópico sin tópico o un místico sin credo. La canalla regenta el mundo (tocan briosos la pandereta pues ignoran cómo tocar delicadamente el violín) Vive dentro de tus castillos de invierno junto al mar helado y despoblado. Medita junto a las frías olas con pausada respiración y corazón sereno. Nada queda sino partir. Música de Corelli y almas dormidas de mimbre. Aldeas lluviosas y musgo recubriendo las piedras de la sabia iglesia barroca. Huir a gemas estelares pasto de celestes lunas y diáfanos oros angélicos. Y reposar en la nieve lejos de la incesante mugre de este infierno. Y reposar en tu celda monástica allá en las cumbres. Y reposar en las cámaras secretas tu inteligencia, tu silencio y tu patricia soledad.