Epitafio

Si mi nombre y deseo quieres saber, caminante,
soy Christian, el aldeano,
a quien los poetas enseñaron a vivir,
y los filósofos a morir,
y los santos cordialmente a sufrir.
Recorre el áspero camino y búrlate de mí,
que mucho ceceé en mis versos,
príncipe de vanos silencios.
Procuré hacer el bien y evitar el mal,
no fui nunca feliz,
y mi riqueza fue una pequeña alma
que aquí reposa
junto al hórreo y la alberca
Duermo la noche perpetua
y espero ver tu cauta sonrisa cómplice, caminante,
que esbozarás al leer estas palabras,
y que un día, como un niño, serán rasgo y oficio de tu soledad.
Pensemos ahora mismo esas justas palaras juntos como hermanos.

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