A los equidistantes y tibios sobre el niño de Cataluña, héroe como Rudy Bridges, la niña que desafió el apartheid escolar en Misisipi, les recuerdo a Platón “Cuando una multitud ejerce la autoridad, es más cruel aún que los tiranos.”
Y a la turbamulta acémila y cerril, paleta y aldeana, anegada en su propia carencia abrumadora de talento, recuerdo a Jünger «Cuando no compartimos un error generalizado, se nos considera un estorbo».
El género de la invectiva contra la necedad popular y el no poder asimismo soportarla, tiene una larga historia. El vulgo espeso y municipal jamás resplandece con luz propia «Non consilium in vulgo, non ratio non discrimen, non diligentia» decía Tulio. No hay dentro de este vasto cuerpo luz nativa con que pueda discernir lo verdadero de lo falso. Y Feijoo apuntala con la excusa de Foción «Estando una vez Foción reprendiendo con alguna aspereza al pueblo de Atenas, su enemigo Demóstenes le dijo: «Mira que te matará el pueblo si empieza a enloquecer.» «Y a ti te matará -respondió Foción- si empieza a tener juicio.» Sentencia con que declaró su mente, de que nunca hace el pueblo concepto sano en la calificación». Y Flaubert acertó de lleno al observar que el pueblo siempre será un eterno menor de edad.
Orate, orante y diletante. Burgués hacendado, aldeano ilustre. Pienso bien, escribo regular -desearía que con distinción-, y hablo mal. Solitario compulsivo. Lector omnímodo, omnímodo, diagnosticado de bibliopatía. Apocalíptico y antimoderno. Debemos apartar el chusmerío de nosotros y buscar el lujo de la mente, también la bondad. Voltaire: “La terre est couverte de gens qui ne méritent pas qu´on leur parle (la tierra está llena gente a quien no merece la pena dirigirle la palabra) “Por desgracia la expresión coquin méprisable , granuja despreciable, resulta aplicable a un número terrible de personas de este mundo” Schopenhauer. “Nec vixet male qui natus moriensque fefellit” Horacio, “No se da mala vida quien de nacimiento a muerte pasa desapercibido”. Mejor no podría ser dicho. O bien igual Ovidio, “Bene qui latuit, bene vixit”, “Quien bien se esconde, bien se da”. Solo y oculto se está mejor en esta hodierna e híspida civilización donde la publicidad está por encima del logro, la revelación por encima del comedimiento, la sinceridad por encima de la decencia, el victimismo por encima de la responsabilidad, la confrontación en lugar de la cortesía, la psicología sustituyendo la moralidad. Para acabar ya, y como divisa o lema: "Litteras ese solas quae homines ese vere convincat", las letras son la única prueba de que se es verdaderamente hombre.
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