Un régulier dans le siècle

“Es esencial ser elitista, pero en el sentido originario de la palabra: asumir la responsabilidad de “lo mejor” de la mente humana. Una élite cultural debe cargar con la responsabilidad del conocimiento y la conservación de las ideas y los valores más importantes, la responsabilidad de los clásicos, del significado de las palabras, de la nobleza de nuestro espíritu. Ser elitista, como explicó Goethe, supone ser respetuoso: respetuoso con lo divino, con la naturaleza, con los demás seres humanos y, por lo tanto, con nuestra propia dignidad” Steiner

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El hechizo del mundo: nutrisco et extinguo.

“Alabado sea el Estúpido en lo alto,

alabadlo países celestes, porque Él manda”.

Salmodias en tu gabinete estas palabras

ahora que Europa no semeja nada a una mesa en Lhardy.

Los ojos vueltos a las “Memorias” de Metternich

leídas anoche, la cabeza apoyada en la mano:

golpea el fulgor de la primera luz del día.

Atento: feministas teñidas sansirolés con falda

chillona, vocingleros taberneros campanudos, hastiados

jóvenes ataviados con capas oscuras y móvil. El Arte es vano

y quimérico. La Cultura va muy para atrás. Atento:

libros escritos sin estilo Beaux Arts, entre la incompetencia

y la inexistencia; torpor vegetativo de esos bohémien

con brutez en el hígado. Mira: cenizoso y presbiteriano

Tiempo de grisalla espantosa. El aire es tosco igual

que si lo tabletearan ronquidos de tanque.

Tiempo de serpientes y ratas mojadas en el baño.

Tiempo sin lugar para la memoria y el futuro.

Se oyen afuera botas militares desfilando.

No salgas, quédate en tu despacho esbozando unas pocas líneas.

La Historia, fea y falsa, sin Brillo, Genio ni Sabiduría.

Tan lejos del coronamiento de un emperador romano.

¿Podrán las Legiones acabar con la sublevación bárbara?

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