Libro dos desabafos 109

Las primeras encuadernaciones que se conservan en Occidente datan del siglo VIII. Los cuadernos eran cosidos sobre sus nervios dobles, compuestos de cordones y bandas de cuero que se fijaban a un lomo. El lomo se cubría de piel. Las tapas también se recubrían de piel, más raramente de tela, con una decoración que podía llegar a cobrar gran suntuosidad.

Tras varios siglos de la decoración de tapas de libros con todo tipo de gemas, nos encontramos en el siglo XXI, en la latitud 40.463667 y la longitud -3.74922, en el continente europeo, ubicados en el hemisferio norte, a algo llamado “España”, y dentro, a algo llamado “los españoles”.

Procederemos a describir a los españoles clínica y científicamente. Nada de frufrú poético ¿Sus propiedades suficientes? Delirium tremens, deterioro cognitivo, fisuras palpebrales, nariz chata, testarudez, retardo mental entre leve y moderado, rostro alargado, orejas grandes, corta estatura, macroorquidismo, polifagia y obesidad, pies y manos pequeños, ojos almendrados, risa paroxística, palmoteos y aleteos con manos y brazos, locuacidad, hipercalcemia.

Digamos que no salimos del taller de Koberger en Nuremberg. Digamos que la inteligencia que procuran las letras a los doctos, a nosotros las imágenes de la televisión o las redes, y las viñetas de los tebeos, nos permiten conocer el secreto analfabeto de las cosas.

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