Fray dislate o sobre la fecundidad plástica del silencio

red and orange fire

¡Queroseno! ¡tiburones! ¡avestruces! ¡aerosoles!

Lo que significa -lo raro- el lamento de silencio del gimnosifista

es que la abubilla se inviste de coronas bautismales

y el pececillo rosa se encuentra ahuesado en el fregadero liso del Ritz.

¡Queroseno!

Psique se enfrenta a un rumor de caravanas chipiotras

y la parda nube ocupa las cocinas de restaurantes económicos.

«Quedamos a las cinco, al lado del cine».

¡Aerosoles!

Y el queroseno carboniza el silencio astronómico de los ábsides.

Y el queroseno humea ronco y bronco en las bocas pintadas de los áspides.

 

Nunca fue tan hermosa la basura,

nunca la fina estupidez insufló tantas almas,

nunca el silencio tan lejano de las estrellas y las camas.

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