
Señorías. Yo no trabajo, fui egresado del cenobio
y adscrito como enfant de choeur a la capillanía de la casa ducal.
Y de mis maestros invisibles aprendí lo sublime magnífico:
cuidar lo que no importa, no hacer nada, poner rojo a los senos, pues lo imposible necesario se ha vuelto inevitable:
cómo se regula el madrigal al viento, cómo una página al atardecer adquiere color de anémona, cómo el eros indecente es lo más similar a un ruiseñor, cómo la buena vida se acomoda al raso de tu bufanda.
Capellán que cuida lo que no importa, pero al igual que cualquier hombre destruido sé
los recelos que ofenden la respuesta de los dioses airados
que para mayor abundamiento del que lee
les explico que es un Corazón parpadeante como dos bolas de billar
cuyas carambolas son esta tristeza inmóvil, lejana y oscura
o cascabel de silencio que resuena en los cementerios de la noche,
en el capuchón de dromedario de un sueño huido del alma.
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Publicado por christiansanz71
Orate, orante y diletante. Burgués hacendado, aldeano ilustre. Pienso bien, escribo regular -desearía que con distinción-, y hablo mal. Solitario compulsivo. Lector omnímodo, omnímodo, diagnosticado de bibliopatía. Apocalíptico y antimoderno. Debemos apartar el chusmerío de nosotros y buscar el lujo de la mente, también la bondad. Voltaire: “La terre est couverte de gens qui ne méritent pas qu´on leur parle (la tierra está llena gente a quien no merece la pena dirigirle la palabra) “Por desgracia la expresión coquin méprisable , granuja despreciable, resulta aplicable a un número terrible de personas de este mundo” Schopenhauer. “Nec vixet male qui natus moriensque fefellit” Horacio, “No se da mala vida quien de nacimiento a muerte pasa desapercibido”. Mejor no podría ser dicho. O bien igual Ovidio, “Bene qui latuit, bene vixit”, “Quien bien se esconde, bien se da”. Solo y oculto se está mejor en esta hodierna e híspida civilización donde la publicidad está por encima del logro, la revelación por encima del comedimiento, la sinceridad por encima de la decencia, el victimismo por encima de la responsabilidad, la confrontación en lugar de la cortesía, la psicología sustituyendo la moralidad. Para acabar ya, y como divisa o lema: "Litteras ese solas quae homines ese vere convincat", las letras son la única prueba de que se es verdaderamente hombre.
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