
España, demasiados retrocesos, llena de cabreros hirsutos,
con indolencia arábiga andaluza, con inane saltataulells catalán,
feísmo rural gallego, covacha quebrada cántabra,
con tienducha provinciana madrileña y costeras playas horteras,
España ufana como un gusano
que el arado parte en dos.
España televisual, futbolera, barista, de mal gobierno
y zarrapastrosa, pulposa, tuercebotas, chapuzas, pugnaz inculta,
zampabollos, incauta, con mayonesa en la comisura, y baba,
haragana, tumefacta, necrosada, tuitera, lo dicen las sefirot
cabalísticas: eres un ejemplo de burricie y detritus de alma.
España esquirla sin luz, de fanática negrura de confesionario,
ciclópeo atrio de la mendacidad, mucosa sentina idiota:
je acuse l´Espagne, y de mi judería soy, solo mi biblioteca es mi patria.
España sarmentosa ágata de la mecanografía, frutera y verdulera,
país de la caterva y la inepcia. Apostato. Hereje afrancesado
o conde don Julián, o anglófilo imposible, aquí os dejo, y feliz parto al exilio.
Bajo una égida más amable se cobijará mi nombre y ley.
Bajo un cielo de estrellas más brillantes seguirá mi sombra los caminos.
Nunca bajo los vientos congelados y torvos de esta noche ciega.
POST SCRIPTUM: Toda gran nación tiene una tradición de nacionales críticos con esa misma nación. Para mí el más español, el que más ama a España, es el que (queriéndola) también la detesta. Odi et amo, sin entender bien bien por qué. Copio y pego una crítica que hice al libro de Villena «Añoranza y necesidad de la tercera España». Ahí se aclara algo mi punto de vista.
«Me leí esta noche, «Añoranza y necesidad de la tercera España», de Villena, en Athenaica, doce euros muy bien gastados.
Tomito de propósito civil y educativo, divulgativo en la línea de los ideales ilustrados o regeneracionistas. Cela, en su entrevista en The Paris Review, declaraba que le gustaba la España de las moscas, los toreros de pueblo, los curas, la Guardia Civil con su tricornio, el garrote…La España, a fin de cuentas, negra y tópica y arrebatada, la de la cigarreras andaluzas con su faca en la falda y el boticario y el alcalde yendo de putas.
La primera España es tridentina, conservadora, dogmática, católica, monárquica, imperial. La segunda España es una contra-aserción o contra-declaración a esa España, heterodoxa, laica, incorformista, probablemente -seguro- la enterrada en el corralillo o cementerio civil, verdadero muladar de la época. Una España podría simbolizarse en la adusta e híspida mirada de Niño de Guevara, la otra en el empecinado -ciego y vesánico- Juan Negrín.
¿España? Demasiados retrocesos…; «clara, pobre y cejijunta» (Unamuno), la «espaciosa y triste España» sufriendo llamas, dolores, guerras , muertes, asolamientos, fieros males. «Ciego el ibero / de un furor inhumano / fulmina impío el reluciente acero / contra su propio hermano» (Meléndez) Y sorprendió Machado en nuestra patria «un trozo de planeta / por donde cruza errante la sombra de Caín» Y no solo Valente, Bousoño, Hierro, Gil de Biedma, Blas de Otero, Lorca («Oh España, luna muerta sobre la piedra dura»), etc…han expresado líricamente el dolor y drama de España, también los intelectuales han inquirido sobre nuestra naturaleza. Villena da un repaso periodístico somero a vuelapluma (pero ponderado y sagaz) a las ideas de Menéndez Pelayo, Joaquín Costa, Ganivet, Ramiro de Maeztu, la polémica entre Unamuno y Ortega, Laín Entralgo etc…hasta deternerse en la agria disputa entre Américo Castro y Sánchez-Albornoz (inclinándose matizadamente más por el segundo debido a su mayor empirismo histórico)
En la segunda parte del libro dibuja su idea de la tercera España, es decir, de los desafectos de la primera y segunda que suele acabar en una degollina (real o simbólica). Desea una tolerancia respetuosa y culta, una unidad nacional en la pluralidad cultural, una España con una plenitud nueva fundamentada en nuestra vieja historia. Abomina lo feroz y necio (de aquí o acullá), los dislates gubernamentales de la diestra o la siniestra, quiere una educación global y de calidad y no cuarteada en cada reino de Taifas autonómico.
Coincido con el autor a la busca de esa tercera España. Si Villena es un descontento del lado oficial de la izquierda, yo lo soy del lado de la derecha política ortodoxo, a menudo ultramontano, asilvestrado o chupacirios, poco cosmopolita y libresco.
¿Alguna vez viveremos sencilla y doctamente, sin decir nada malo, sintiendo el barullo elegante de la vida?¿dejaremos de oír a politicastros graznando con ideas de chusco torrezno, meros gaznápiros encumbrados por la ambición desmedida, cesará ese ricino, tocino, morcilla y pepino de élites deslustradas, de socialcomunistas de culo dorado con medidas improvisadas a golpe -y sabor- de pimienta y cayena?¿Será España una nación rica, despejada, clara, libre y feliz, de no «inmemorial mal gobierno? Demasiados retrocesos, nuestra historia se cifra en pocos avances y demasiados retrocesos. Y en división cainita. Pero no es una mística del cielo ni indefectible «vox dei» que esto deba ser siempre así».
Ahora tenemos un gobierno mendaz y de categoría liliputiense. De dominguillos mentirosos y aficionados al trilerismo. De catetos palurdos aliados con la anti-España (incluso, para deshonor de la moral, con pro-terroristas y con golpistas) La educación hace aguas, la gente convirtiéndose en gentuza, la mala educación y la falta de humanismo, la no-cultura (que les hacen creer que es cultura), todo eso como moda cultural o rasgo de época. Votaré al PP o a VOX, pero sí, con un punto de culpa. El regeneracionismo urge a España. Una derecha no solo gestora o económica, sino abierta, cosmopolita, culta, que enfatice la libertad individual. Mi padre decía con frase feliz que, así como el queso es el complemento de una buena comida y el suplemento de una mala, así la derecha culta es el complemento de una buena derecha y el suplemento de una mala. Pues eso.
A veces creo que los españoles no sienten Pasión por la Libertad o no la comprenden apenas. Desean ir en manada y ser subvencionados. Este gobierno, si no cae pronto, creará un conjunto de borregos esclavos e ignorantes. También, en mi poema, vitupero metafóricamente a esa forma de España que ahora desgraciadamente ocupa el poder.