Diario de un esquizofrénico 73

Habla John Clare

La noche despide una fragancia a fresa silvestre,

ladran los perros a la Luna, el vilano vuela,

las estrellas son oro y amarillean la hierba:

…otoño, en estos campos veo el espectro

de la Roma de Augusto, la riqueza del ruiseñor

en las afueras de Atenas; adonde quiera que mire:

vigor y curiosidad de los Médici, la niebla

enterrada tapando las cruces del cementerio,

cercados por el trabajo pulidos, herramientas de

madera en el cobertizo, y ternura

de la iglesia engalanada, y placer, dolor y gozo

del cielo meditando el esplendor de la hierba

y la gloria de las flores. Helechos mojados de lluvia.

 Cuanto concedemos a la Inteligencia procede de la Luna.

Yo, John Clare, poeta y loco, mi futuro confío

a estos valles, y testimonio con dulzura

el sueño de mi infancia. Mi cerebro pueblo con maderas,

pobres hojas y rocío, atestiguando así en mis poemas

amor y soledad, amor, soledad, soledad y amor.

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