Diario de un esquizofrénico 78

¿Para qué sirven las humanidades?

Seres huecos, rellenos de alfalfa,

imágenes de destinos execrados

y atiborrados de ruido ¿Cómo evitarlo?

Rehuyendo ideas que pertenezcan

al mundo del poder y la utilidad,

evitando rumiar ideas masticadas desde fuera,

yendo a la busca de un destino intelectual

para poder conversar contigo mismo,

y así tejer el búfalo amarillo de una individualidad.

Teniendo conocimiento de lo que es importante

mediante el uso asiduo de los mejores libros y el gusto

educado en el sentimiento, y no siendo

lacayo de las obligaciones del mercado o la moda.

Entonces la fauna visionaria de tu espíritu

como una oración que oyen dragones

adquirirá la forma vaga de una dulce, bella sirena,

y olvidará desdeñosa a los pobres chacales del páramo.

La gala de la vida es un estudio perenne.

Y el fruto del ramaje, la autumnal poesía,

el devoto diálogo entre lo abstracto y el detalle,

la literatura, el arte, la música,

la esbelta y grácil o eclesial filosofía.

La cura del espíritu vive el profundo sueño

de la biblioteca. Cura más vasta y bruja

que horas nacientes en encrucijadas. Cruza el umbral,

lector amigo. Florece en la altura de la razón

y la metáfora. Conversa con el pensamiento

en amistad augusta. O serás hueco y sombra,

el erial en un templo desmoronado,

delirio insulso e insípido que evocan

los fantasmas inarmónicos del insomnio.

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