Vivimos bajo la administración de soberbios popes científicos que pretenden una exhaustiva explicación monolítica del mundo y la vida. Como lector de novelas percibo la tensión en todo lo humano entre dos orbes disjuntos, el mundo objetivo y la experiencia subjetiva. Como lector de novelas y poesía no entrego el timón del universo y cuanto puede decirse de él a la ciencia. Para mí mucha explicación naturalista y evolucionista es absurda; Emma Bovary o Naphta o usted mismo no se describen por una experiencia aleatoria de selección natural con ventajas físico-químicas. Ni la ciencia, el arte, la razón, la moral y el valor, son meras predisposiciones cósmicas de enlaces de moléculas de carbono y oxígeno. La novela o la simple observación intuitiva introducen una variable teleológica en el devenir y en los eventos que una epistemología laxa debe asumir. ¿Qué le falta al universo napoleónico de los científicos? El respeto impersonal, no egocéntrico, por lo particular. La generalidad de la ley carece de la virtud de la excepción, del ejemplo altamente didáctico de los detalles. La literatura es una suma de detalles, un cosmos de detalles organizados a un fin. La ciencia es una antología de normas inflexibles que, por definición, excluyen el posible milagro.
Nada más punk y contestario, no que teñirse el pelo de verde y ponerse argollas en la nariz, sino que rezar humildemente una plegaria o un avemaría sabiéndola atendida.
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Publicado por christiansanz71
Orate, orante y diletante. Burgués hacendado, aldeano ilustre. Pienso bien, escribo regular -desearía que con distinción-, y hablo mal. Solitario compulsivo. Lector omnímodo, omnímodo, diagnosticado de bibliopatía. Apocalíptico y antimoderno. Debemos apartar el chusmerío de nosotros y buscar el lujo de la mente, también la bondad. Voltaire: “La terre est couverte de gens qui ne méritent pas qu´on leur parle (la tierra está llena gente a quien no merece la pena dirigirle la palabra) “Por desgracia la expresión coquin méprisable , granuja despreciable, resulta aplicable a un número terrible de personas de este mundo” Schopenhauer. “Nec vixet male qui natus moriensque fefellit” Horacio, “No se da mala vida quien de nacimiento a muerte pasa desapercibido”. Mejor no podría ser dicho. O bien igual Ovidio, “Bene qui latuit, bene vixit”, “Quien bien se esconde, bien se da”. Solo y oculto se está mejor en esta hodierna e híspida civilización donde la publicidad está por encima del logro, la revelación por encima del comedimiento, la sinceridad por encima de la decencia, el victimismo por encima de la responsabilidad, la confrontación en lugar de la cortesía, la psicología sustituyendo la moralidad. Para acabar ya, y como divisa o lema: "Litteras ese solas quae homines ese vere convincat", las letras son la única prueba de que se es verdaderamente hombre.
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La tierra se extiende bajo nuestros pies para que nos dispersemos. Miré a lo alto, miré a lo bajo, miré a los cuatro puntos cardinales y descubrí por doquier el fracaso. Creí matar mi vigilia agotando mis sentidos. pero tras el abrazo volví a encontrar la atroz lucidez. Busqué caricias aumentando mi deseo y me encontré siendo esclavo del incurable significado del espíritu.
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