La novela a reseñar es El amor al revés. Son las memorias sodomíticas del autor. Explica el trance autobiográfico de una homosexualidad en principio no asumida hasta su plena asunción. Todo parece la vida de un santo gay, con su vía crucis y camino de purgación, concluyendo en una suerte de vía unitiva feliz y plena. Se transparenta muy bien el carácter del protagonista. Es una biografía correcta pero no puedo mostrar por ella un entusiasmo fingido o superior al sentido. Hay memorias pero no historia y la conciencia del protagonista no es superior, sino limitada. Es triste que el secreto más profundo de una psique signifique autodesprecio. Y muchas veces Luis G. Martín parece más un ideograma que un acabado personaje. En el libro no hay una visión profunda del mal o del bien. La ficción real sugiere que no hay detrás una inteligencia de verdad, una voluntad fáustica o un punto de vista original sobre el mundo y la vida. Hay como una densidad de basalto que oscurece la verdadera voz. No hay ideas espirituales férreas. Su mente baila de puntillas porque no posee una verdadera melodía. Me alegro que el autor haya superado traumas y sinsabores, pero su identidad me parece postiza, manufacturada en serie. Me alegro que huya del infierno. Pero me desagrada que no exista singularidad en la concepción del estilo; todo deriva o acaba en un gay autosatisfecho pero en el fondo con poco volumen y latitud.
Lectura de Luis G. Martín
Publicado por christiansanz71
Orate, orante y diletante. Burgués hacendado, aldeano ilustre. Pienso bien, escribo regular -desearía que con distinción-, y hablo mal. Solitario compulsivo. Lector omnímodo, omnímodo, diagnosticado de bibliopatía. Apocalíptico y antimoderno. Debemos apartar el chusmerío de nosotros y buscar el lujo de la mente, también la bondad. Voltaire: “La terre est couverte de gens qui ne méritent pas qu´on leur parle (la tierra está llena gente a quien no merece la pena dirigirle la palabra) “Por desgracia la expresión coquin méprisable , granuja despreciable, resulta aplicable a un número terrible de personas de este mundo” Schopenhauer. “Nec vixet male qui natus moriensque fefellit” Horacio, “No se da mala vida quien de nacimiento a muerte pasa desapercibido”. Mejor no podría ser dicho. O bien igual Ovidio, “Bene qui latuit, bene vixit”, “Quien bien se esconde, bien se da”. Solo y oculto se está mejor en esta hodierna e híspida civilización donde la publicidad está por encima del logro, la revelación por encima del comedimiento, la sinceridad por encima de la decencia, el victimismo por encima de la responsabilidad, la confrontación en lugar de la cortesía, la psicología sustituyendo la moralidad. Para acabar ya, y como divisa o lema: "Litteras ese solas quae homines ese vere convincat", las letras son la única prueba de que se es verdaderamente hombre. Ver todas las entradas de christiansanz71