Contra el populus o sobre no seguir a la multitud

people having fun on concert

Nadie puede amar la verdad y el bien si no odia las multitudes. Giordano Bruno. Yo odio la chusma irreverente y la mantengo alejada de mí. Horacio. Sí, el vulgo espeso y municipal, la calle llena de gente con su vilísima honradez, las hordas futboleras y la furibunda gentuza fabricada a máquina y a golpes de televisión y no a mano y no tampoco con mano divina, el terrible inculto e ignaro sentando cátedra, la democracia de cabezas demócratas ralas y buidas, la falta de gusto y la plebeyez de los ricos, los filisteos burgueses feos, los brutos proletarios sucios, todo conspira contra la luz de almíbar de la inteligencia. Me queda la patria de mi biblioteca selecta, la seda, natura y el mar. Sí, seré demócrata y multitudinario cuando la tertulia del bar hispánico sea indistinguible de un salón de Madade du Deffand. Mientras, el escarnio a la mayoría y la soledad mía dulce como un delicado helado tutti frutti.

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