De la soledad como estado físico y sentimental

Todo lo extraje de los libros.
Mis nubes son de papel
y mis mares de tinta.
La isla de los jóvenes dulces
era poco más que una suma
de palabras. La hermosa mujer
un tropo o una obvia metáfora.
Pero mi soledad
durmiendo entre los bosques
abundante entre los ríos rojos
es real,
el rubor caliente de la soledad
como tropezar con grieta
de adoquín
o como anoréxica mirándose
en el espejo
es real,
las entrañas solitarias de mis ojos
como un sonido atonal
en el cerebro
son bien reales.
Soledad:
están tus dardos bien clavados en mí.
Soledad:
me estás abrasando
-desde siempre y desde nunca-
igual a una innoble victoria.

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