Burgueses

Me gusta la propiedad y la imaginería burguesa asociada a ella. Me gusta un buen coche, los hotelitos de verano, los pastelitos aromatizados -mirlitons-, el marisco de carne rosácea y titilante, las almendras y el hojaldre, los cangrejos en tabernas de pueblo con mar, organizar mi paraíso material según los sueños de un burgués. Su imperio de utensilios domésticos, limpieza, y gadgets tecnológicos, me reconfortan como estrellas en una noche de verano. Me gusta tanto el bullicio del confort, el enclaustramiento doméstico como ideal o forma alta de felicidad…Y en la arcadia o Antártida espiritual salirme de clichés, estereotipos y convenciones, gozar de los lirios silvestres de la soledad, la energía del silencio, y la meditación de la biblioteca. Bohemio de mente y burgués de posesiones, como un Gatopardo altoburgués en lugar de aristócrata, como si flotara encima de los simples hechos, como si registrara experiencias nuevas, es magnífica la dulzura intemporal de la existencia de un pequeño propietario rural. Me gusta tener algo de dinero, algo de artista, y algo de inteligencia.
Feliz 2020.

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