MARÍA ANTONIETA
De «El falso aristócrata»
La turbamulta en la plaza
le lanzaba hortalizas e improperios,
pero la reina tenía en los ojos
la tranquilidad profunda de la noche
y la muerte.
Signos aturquesados trenzaban
la gloria del espacio y de las introvertidas nubes.
Invencible e impecable su cuerpo
se deslizaba al fin como tercetos encadenados
o como un destino de minué y luna griega.
Su corona yacía en el barro y, con sorna,
se la probaban en turno
verduleras, mendigos y meretrices.
En el cadalso conspiraba una aurora sin paraíso.
La gentuza, esa turba u horda,
gritaba con su brutez y vulgaridad acostumbrada,
igual a harapientos tiñosos y beodos.
El chusmerío hodierno iba a
disfrutar -cómo no- con la decapitación.
A la reina solo le quedaba
melancólica mirar su último ocaso.
Con usura y plebe analfabeta y zafia
no hubiesen existido las doradas monarquías.
De educación prusiana, el infecto matarife
le pisó su delicado botín, a lo que ella solo dijo:
«Pardon, mesieu».
Fueron sus regias últimas palabras.
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Publicado por christiansanz71
Orate, orante y diletante. Burgués hacendado, aldeano ilustre. Pienso bien, escribo regular -desearía que con distinción-, y hablo mal. Solitario compulsivo. Lector omnímodo, omnímodo, diagnosticado de bibliopatía. Apocalíptico y antimoderno. Debemos apartar el chusmerío de nosotros y buscar el lujo de la mente, también la bondad. Voltaire: “La terre est couverte de gens qui ne méritent pas qu´on leur parle (la tierra está llena gente a quien no merece la pena dirigirle la palabra) “Por desgracia la expresión coquin méprisable , granuja despreciable, resulta aplicable a un número terrible de personas de este mundo” Schopenhauer. “Nec vixet male qui natus moriensque fefellit” Horacio, “No se da mala vida quien de nacimiento a muerte pasa desapercibido”. Mejor no podría ser dicho. O bien igual Ovidio, “Bene qui latuit, bene vixit”, “Quien bien se esconde, bien se da”. Solo y oculto se está mejor en esta hodierna e híspida civilización donde la publicidad está por encima del logro, la revelación por encima del comedimiento, la sinceridad por encima de la decencia, el victimismo por encima de la responsabilidad, la confrontación en lugar de la cortesía, la psicología sustituyendo la moralidad. Para acabar ya, y como divisa o lema: "Litteras ese solas quae homines ese vere convincat", las letras son la única prueba de que se es verdaderamente hombre.
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