Democracia y mercado

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Puedo comprar ( o no comprar ) un libro en Gredos, la BAC, Alianza, Encuentro, Planeta, Hiperión, Penguin, Feltrinelli, Bertelsmann, Gallimard, etc…; puedo comprar un libro a las tres de la madrugada desde casa en Iberlibro o bien navegando en Amazon o en la web española todocoleccion; comprar dentro de un mes, cada año y medio, nunca, o acudir a una librería cada sábado (y departir con el librero y degustar un café); en lugar de comprar un libro puedo comprar una entrada al teatro o al cine o gastármelo en un videojuego, o no gastar y ahorrar (añeja y dignísima virtud burguesa, cuando se podía); en fin, sutilezas varias del MERCADO.

La DEMOCRACIA solo permite, a la pregunta, «¿Un libro?», un SÍ/NO sin componendas, sin alternativas y en bloque, una disyunción excluyente y categórica y burda, sin matices, de un binarismo tosco. Y, encima, solo te lo pregunta cada cuatro años -el libro puede no gustarte y decepcionarte bien pronto. Ojalá yo pudiera votar escogiendo cosas distintas entre Ciudadanos, PP y VOX (o del PSOE de Felipe, si existiera), sin necesidad de aceptar todo el lote, confeccionando un menú político a mi gusto.

Mi maestro Jesús Mosterín (fue mi profesor de Lógica en la U.B. y un ateo acérrimo pese -ja,ja- a su nombre), lo explica con su característica contundencia habitual de relojero del pensamiento en un artículo suyo brillantísimo -como era hábito- de EL País el 16 de Abril de 1995 (víspera de elecciones generales) y reformula mejor esas ideas en su controvertido libro «La cultura de la libertad», Espasa.

El mercado optimiza mejor las decisiones colectivas que la democracia (aunque, en contra de los ácratas liberales como Nozick, el Estado y los desastres políticos de su intervencionismo -y de los desastres de sus élites políticas- de algún modo son un mal necesario o precio a pagar inevitable), parece la democracia una burda copia platónica degradada del mercado. Pero el mercado crea desigualdad ya que no se reparten igual la inteligencia, la iniciativa, las ganas de trabajar, el esfuerzo, etc… y DEBEMOS ser solidarios y ayudar a los que por h o por b no pueden trabajar (enfermos mentales, personas con síndrome de Down, ancianos y demás)

Aunque me duela asumirlo, Marwan o Alejandro Sanz son premiados por algo (¿»quantitas versus qualitas»?) Pero un blog de un esteta decadente no es lugar para escribirlo. Bórrenlo y olvídenlo.

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