
(i) POÉTICA
(*) Como lanzarse a la helada piscina
y sentir el estremecimiento, la música
de un cambio de estado y armonía:
el frío súbito, la resistencia a otra realidad
con otra gravitación y movimiento;
así nace -sumergido submarino Nautilus- el poema.
(**) Amistó con Peter Pan y Wendy
y olvidó a Faulkner por Dick Tracy.
Dejó la arquitectura por el transformismo.
Vació miles de botellas en siglos de madrugadas.
Su cara pintada era un mapa de carreteras
hacia el deep-south solitario (bares y gasolineras sin nadie)
Poeta -o poema- de un único verso obsesivo:
«Solo la ruina nos defiende de otra mayor».
(ii) Solo soy un pecador recurrente y solitario. Señor, frente a la ira del resentimiento, a la turbamulta del resquemor, al duro atropello brusco de la animosidad, dame la benignidad, la benevolencia y la indulgencia. Que mi corazón sea custodio de la magnanimidad, la nobleza, la generosidad, la liberabilidad, la simpatía por las criaturas y las cosas.
Pero todavía no.
Que esta oración privada que hago pública sea el inicio de la transición hacia otro objetivo: el orden celeste de esas playas donde nos amas y causas amor. No aparto de mí la regla común: el amor es mejor que el odio, al final todo irá bien. Solo soy un pobre y aislado pecador, perdóname y sea santificado tu nombre.
Perdóname. Pero todavía no.
(iii) (*) O votan solo los preparados o todos nos preparamos para votar. El sufragio bajo la influencia nociva o espada de Damocles de brutos, ignorantes, desinformados o hooligans, tiende abrumadoramente al error y la corrupción demagoga.
(**) La democracia no corre riesgos; al igual que un escritor mediocre no comete grandes descuidos porque no aspira a lo excelso; la vulgar tiranía del número es irreprochablemente corriente. El riesgo y la grandeza produce los efectos más desafortunados (y los aciertos más sublimes y memorables) La medianía niega la memoria.
(***) La democracia ha derivado en una institución de beneficiencia que esquilma la riqueza general para distribuir favores (entre quienes convierten en sus «partidarios»), para distribuir favores en el mercado de la opinión pública, la peor de las opiniones.
(****) Lo políticamente correcto es una dictadura que evita el conflicto, el cinismo, la resistencia, la ironía, la rebelión, el sarcasmo, y, mucho peor, oculta una pregunta esencial ¿son las cosas así? ¿es verdad lo que nos dicen? Góngora, Quevedo y Lope iban a degüello, con la faca a punto. Buenos tiempos ésos.
(*****) Yo soy capaz de propinar, si evito el filtro, una bofetada en el rostro del gusto público. Otros también. Porque prefiero la cabeza al corazón, la máscara (o el engaño) a la sinceridad, lo complejo a lo sencillo, la fuerza a la debilidad.
Tontolabas, os enterrarán al compás del «Candle in the Wind».
(iv) En el mundo de la basura, escribió el siempre lúcido y profético Nabokov, no es el libro lo que proporciona el éxito sino los lectores.
(v) (a) Me acusan de ser un don nadie de las letras y que, por ello, a veces soy -lo que no es verdad- agresivo.
«Je acuse» a escritores, poetas, periodistas, intelectuales, y demás fauna, de darle el biberoncito al bebé y limpiarle el culito en el momento oportuno.
A nadie nombro.
(b) En mis paseos por los bosques alrededor de la aldea, a veces me inundan experiencias alucinatorias y oceánicas donde se me aparece la Virgen.
¡Difúndelo!, me dice mamá de formación y estudios de economista. ¡Cuántas más Vírgenes, más turistas! ¡Y di que entra en casita en forma de neblina!
(vi) La hermandad igualitaria universal se ha alcanzado mediante el kitsch.
(vii)
Marwan cielo otea.
Se limpia de hormigas el bambú.
Yo rascar bragueta.
(viii) «Las ciudades están despobladas, las fortificaciones derruidas, las iglesias han ardido, los monasterios y los conventos están destruidos, los campos están desiertos, y la tierra, abandonada sin nadie que la cultive, espera desesperada. Ya no vive aquí ningún campesino. Las bestias salvajes han sustituido a las multitudes. Lo que sucede en otras partes del mundo lo desconozco; pero aquí, en la tierra en la que vivo, el mundo ya no anuncia su próximo final, sino que lo muestra ostensiblemente» San Gregorio Magno
(ix)
Luz: debita proportio sive consonantia
¿pillaremos a Sánchez con otra Exuperancia?
Integritas sive perfectio, resplendetia formae, claritas,
¿venderá Endesa? ¿ la estufa -crudo invierno- calentita?
Nuestro presi es un producto de vitriolo moscovita.
(x) (a) Deambulo por los bares bohemios de mi ciudad con una foto en la cartera titulada «Retrato de Marwan». La enseño tímidamente: es un mono disecado.
(b) En mi prado favorito -verde orensano y lluvia temprana- puse una silla de dentista. Así no olvido nunca la obra de Marwan (como ir al dentista sin anestesia)
(xi) PABLO ME ESCRIBE
Eres puto y maricón, gran mamón
rey y luminaria de la mancebía
«Oh padre mío, ay cómo mola tía
saberte califa de nuestra profesión»
(xii) DÍA MUNDIAL DE LA ALFABETIZACIÓN. UN POST PESIMISTA.
«Millones de graduados universitarios con un nivel de ingresos superior al promedio de la población no son grandes lectores. Y si las masas universitarias compran pocos libros, ¿Para qué hablar de masas pobres, analfabetismo, poco poder adquisitivo y precios excesivos? El problema del libro NO está en los millones de pobres que apenas saben leer y escribir, sino en los millones de universitarios que no quieren leer, sino escribir. Lo cual implica (porque la lectura hace vicio, como fumar) que nunca le han dado el golpe a la lectura: que nunca han llegado a saber lo que es leer» Gabriel Zaid
En un estudio sobre los universitarios españoles de 2006 de la Fundación BBVA, se concluyó que solo un exiguo y raquítico 12% de los universitarios leía un libro al mes ¡¡Un libro al mes!! Cifras palmariamente catastróficas y que, con probabilidad, empeoraron estos últimos quince años. En las sociedades subdesarrolladas el pedagogo Paolo Freire acuñó y descubrió el término de «analfabetismo funcional». Enzensberguer ideó y explicitó el término de «analfabeto de segunda categoría», un tipo de analfabetismo propio de las sociedades desarrolladas, industriales y modernas, y prototipo ideal que forja nuestra universidad española. En palabras de Enzensberguer «El analfabeto de segunda categoría es afortunado. Su falta de memoria no le causa ningún sufrimiento; el no tener una manera de pensar propia le alivia de toda presión; valora positivamente su falta de concentración para concentrarse en nada; considera una ventaja el no saber y no comprender lo que sucede. Es activo. Es adaptable. Muestra una considerable determinación para conseguir lo que quiere. Así que no hay que sentir lástima por él. El hecho de que el analfabeto de segunda categoría no tenga ni idea de lo que es contribuye a su bienestar. Se considera a sí mismo bien informado, puede entender instrucciones, pictogramas y cheques bancarios, y se mueve en un mundo que le aísla completamente de cualquier desafío a la confianza en sí mismo. Es impensable que pudiera sentirse frustrado por el ambiente que le rodea. Al fin y al cabo, es ese ambiente el que lo ha creado y formado para garantizar su supervivencia sin problemas»
Si el analfabeto funcional, en civilizaciones subdesarrolladas, no sabía muy bien leer debido a la falta de referentes culturales e información contextual, el analfabeto de segunda categoría sabe leer, pero lo abstracto, complejo y profundo le resulta extraño, alienígena. Desprecia la cultura y le chifla Netflix, sus placeres son chatos y bajos e inmediatos (y, si puede, caros), sus ideas políticas son como irracionales consignas o tuits astrológicos, no aman la música seria, y meros «puer technologicus» les resulta extranjera la delicadeza de gusto o opinión. Se aturullan ante el argumento secuencial, orbitan inconscientes en la bisutería haragana de las ideas fáciles y la pleitesía del pensamiento mágico. Sustituyen asimismo como conversos fanáticos la religión por el animalismo, o el feminismo, o el veganismo, o la Era de Acuario.
El futuro (un montón de baldíos escombros) ya es suyo.