Bajo la bóveda de la Capilla Sixtina siéntete renacer.
La sociedad nobiliaria, las costumbres de antecámara, el imperio de la representación, la elegante domesticidad aristocrática, son tu destino, si no de vestidos y porte, sí en cambio de espíritu.
El mundo es un boceto mal realizado y la gente no es noble ni buena. Pide que tu vajilla no sea de estaño ni de madera, sino de porcelana fina. Come pasteles de fantasías historiadas vienesas. No vayas nunca a piscinas públicas. No te tiñas. Adora los pájaros y deplora la prensa deportiva. No vayas en metro ni autobús. Hazte caquitas al oír a las estrellas del pop. Sé anti-moderna, es decir, hereje. Escupe al reguetón. Ten en el amor una figura ideal, mas sopesa las grandezas de tus propios soliloquios.
Te espero en unos años en Nogueira. Te hablaré de tu nona, te ayudaré con los deberes, nos encaprichará la luz de los pinos y eucaliptos. Tu alegría animal niega de raíz que el camino a Tebas empiece con la muerte.
Tu sonrisa es una cascada de agua helada que refresca en el calor terminal del infierno.
Orate, orante y diletante. Burgués hacendado, aldeano ilustre. Pienso bien, escribo regular -desearía que con distinción-, y hablo mal. Solitario compulsivo. Lector omnímodo, omnímodo, diagnosticado de bibliopatía. Apocalíptico y antimoderno. Debemos apartar el chusmerío de nosotros y buscar el lujo de la mente, también la bondad. Voltaire: “La terre est couverte de gens qui ne méritent pas qu´on leur parle (la tierra está llena gente a quien no merece la pena dirigirle la palabra) “Por desgracia la expresión coquin méprisable , granuja despreciable, resulta aplicable a un número terrible de personas de este mundo” Schopenhauer. “Nec vixet male qui natus moriensque fefellit” Horacio, “No se da mala vida quien de nacimiento a muerte pasa desapercibido”. Mejor no podría ser dicho. O bien igual Ovidio, “Bene qui latuit, bene vixit”, “Quien bien se esconde, bien se da”. Solo y oculto se está mejor en esta hodierna e híspida civilización donde la publicidad está por encima del logro, la revelación por encima del comedimiento, la sinceridad por encima de la decencia, el victimismo por encima de la responsabilidad, la confrontación en lugar de la cortesía, la psicología sustituyendo la moralidad. Para acabar ya, y como divisa o lema: "Litteras ese solas quae homines ese vere convincat", las letras son la única prueba de que se es verdaderamente hombre.
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