De la melancolía a modo de diario como una bella arte

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Lunes: Ganas de huir. El té verde, afortunadamente, estuvo delicioso.
Martes: Todo el rato hablo de ti. Sin ti es imposible la revolución del gusto, de la delicadeza de opinión, de la inteligencia del matiz. Con y sin rímel me gustan tus ojos. Tus pechos solos y con nata. Tus labios con o sin pintalabios. Me gusta depilarte ahí, en el centro o bien inaccesible.
Miércoles: A pesar de los metalizados acrílicos de la ciudad, de la esencia tumefacta y necrosada del tweet, de la apoteosis de la innúmera multitud gregaria (cómo gozan siendo iguales a los demás), a pesar del exceso hiperbólico de detritus, estás tú. A pesar de este Océano Gris de Internet, de la Gula Procaz o la Pereza Creativa, en ti confío.
Jueves: Pero pasó el tiempo y la verdad desagradable asoma. Tú eres silencio. Debemos o debiéramos pretender explicar la biblioteca que rodea a la biblioteca del libro que somos, elucidar o dilucidar el libro que somos, escribir el libro que somos. ¿Pero entonces qué? Tú no eres un billete, ni un ordenador ni un súbdito. Tú, mi amor, no eres un corazón heroico de hermoso temple. Porque todo es silencio.
Viernes: Percepción extraordinaria de lo maravilloso e incorruptible. La esencia de lo magnífico es esto: la vida es una engañifa, el amor una engañifa.
Sábado: De la Fuente de Dafne ahora solo oigo esa negra seda óxida resumida en el vocablo “melancolía”.
Domingo o confesión a mis lectores: Desde donde vivo siento cómo se mueve el mar. Oigo armoniosamente cantar a las cigarras. Desprecio a la televisión con altanería aristocrática. Además, no me falta el dinero. Me dedico, me gustaría creer, al otium cum dignitate u otium divinis. Pero no he siso feliz. Que los glaciares del olvido me olviden, me arrastren y me aniquilen, inmisericordes. No he sido feliz. Acodado en arte y poemas y soledad no he sido feliz.
Y, me digo, si el amor es catacumba plácida y hermosa de los sueños -como los pies dentro de las katiuskas-, si el amor es bosque de Alejandría y ebonita flamante, si el amor es anillo de turquesa y hangar luciente, y acolchada noche cerrada que dimana olor naranjos, o río de aguas tibias que empapa a la vida, si las estrellas tantas veces nos iluminaros luchando desnudos y absolutos en la cama, si veo un ciervo que cruza en llamas la espesura, si el orgasmo -después de que la habitación es una sauna- es una dulce heladera, si los ángeles son hermosos y el amor eterno, si abril es el mes menos cruel, si no, si sé que no termina la luz en la playa, si el amor es…

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