Ni hablar de morir en Hospital, en Ciudad,
entre híspidos médicos estúpidos e imberbes agilipolladas enfermeras
que te llaman “abuelo”.
Que me embalsamen al fraternal pino en solicitud generosa,
y sean las losas viejas de mi casa nuevas raíces o un nuevo origen, que el testimonio de la piedra de mi casa
sea testimonio de mi ultratierra. Un poco de morfina, no más.
Y el malva y la yedra y el musgo por los muros,
por la boca las piedras,
y mi voz ronca rugiendo, no sopranista o atiplada
por estúpida química ciencia hospitalaria.
Y la Gran Dulzura por lo que sobrepasa el significado:
el agua que bebe el lobo, las cabras que rompen la escarcha,
la cocina con su escoba y sus paños,
el sol que resquebraja los labios,
la luna que da el último ímpetu al jabalí herido.
Todo en vez de morir lugar de enfermedad infecciosa y viciosa en un desafecto Hospital.
Porque Elegancia no está reñida con Rectitud,
ni el enconado dolor con las Bienaventuranzas,
así como poco se aviene mi fe con blancos despachos, jeringas y catéters.
Siento la hermosa honra de entoldar mi boca y ojos en Casa,
siento el ilustre matinal de morir acurrucado en Casa y Aldea,
no a la turbamulta de la turbia higiene.
Con sudor y el sacho abrí canales en el campo.
La Ley, el Poder y la Autoridad son mi jaculatoria.
Porque aldeano soy
y únicamente aquí y ahora
quiero entregar al Altísimo mis pecados.
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Publicado por christiansanz71
Orate, orante y diletante. Burgués hacendado, aldeano ilustre. Pienso bien, escribo regular -desearía que con distinción-, y hablo mal. Solitario compulsivo. Lector omnímodo, omnímodo, diagnosticado de bibliopatía. Apocalíptico y antimoderno. Debemos apartar el chusmerío de nosotros y buscar el lujo de la mente, también la bondad. Voltaire: “La terre est couverte de gens qui ne méritent pas qu´on leur parle (la tierra está llena gente a quien no merece la pena dirigirle la palabra) “Por desgracia la expresión coquin méprisable , granuja despreciable, resulta aplicable a un número terrible de personas de este mundo” Schopenhauer. “Nec vixet male qui natus moriensque fefellit” Horacio, “No se da mala vida quien de nacimiento a muerte pasa desapercibido”. Mejor no podría ser dicho. O bien igual Ovidio, “Bene qui latuit, bene vixit”, “Quien bien se esconde, bien se da”. Solo y oculto se está mejor en esta hodierna e híspida civilización donde la publicidad está por encima del logro, la revelación por encima del comedimiento, la sinceridad por encima de la decencia, el victimismo por encima de la responsabilidad, la confrontación en lugar de la cortesía, la psicología sustituyendo la moralidad. Para acabar ya, y como divisa o lema: "Litteras ese solas quae homines ese vere convincat", las letras son la única prueba de que se es verdaderamente hombre.
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