
(i) Somos un montón de cosas. Y todas ellas juntas. Démenos la mano con precaución.
(ii)
En la verbena vi una moza
en el monte le toqué el culo
«¿che prestou?»; con o sin lorza
Galicia es bogavante artículo,
chulo pirulo de cielos con cúmulos.
(iii) El problema -y la observación es elemental- es que la teoría no hace al artista.
Se nace con ese don (pequeño o grande), o no se nace con él.
(iv) ¿Qué abundan, buenos juicios o bellas mujeres? Abundan bueyes, dimes y diretes, y Eres.
(v)
Ficción retórica compuesta de música.
Y Marwan traduce Nausicaa.
Triunfa el reguetón de Paco y Kika.
(vi)
Tanteo, repetición, costumbre,
placer de nuestra mente
tan lejos -pequeñez- de la cumbre.
(vii) TELE 5
*Feo en arte es todo lo que es falso , todo lo que sonríe sin motivo, lo que se amanera sin razón, lo que se arquea y encabrita, todo aquello que no es más que mentira.
*Tele 5 se trata de un arte de masas, de fácil factura y bajo coste, lustroso, chispeante, joven, erótico y rentable, y vulgar y chismoso. Los temas son los propios del consumo de masas. La alternativa a Picasso no es Miguel Ángel sino el kitsch vulgar y bochornoso y vergonzosamente feo de Tele 5 y Sálvame.
(viii) EN LA PLAYA
La música desordena al oído que la escucha
Soliloquios logomáquicos conmigo mismo.
Examiné , afirmé, denegué, sopesé, dirimí.
Formulé preguntas sin delicadeza de vuelo y águila roja.
Incardinado en el dodecafonismo
mi yo se disgregó
en patios profundos
de ojos y labios sin brillo de madreselva.
Oh Innominado en la gloriosa avenida del mar,
innominado en el eco insondable del bosque.
Mi yo es la imagen
de un hombre solitario en la playa
que escribe su nombre en la arena
borrado por el agua circular
-llueve el día sobre el total vacío-
a cada instante, a cada ins tan te.
(ix) A causa de su significado emotivo, ciertas palabras son susceptibles de nociones extraéticas con el placer turbio de tergiversar y manipular.
«No importa si dominamos o no una falacia, lo importante es saberla identificar» Moore.
(x) No quiero ser escritor de best-seller, meros ejecutivos de prosa avulgarada y con ideas como anabolizantes didácticos. No quiero ser escritor «maudit», aquellos bebedores locos y extravagantes de absenta. No quiero ser escritor de culto, afamado por más o menos selectas cofradías. Deseo ser escritor rural clandestino, que escoge cada vez piezas más naturales y hondas del museo de su soledad -estrellas rosadas, eucaliptos fragantes, hocicos húmedos de perro-
Y en la indistinta paz agraria seguir unos ritmos claros y armónicos, ser fiel a una solar y lunar euritmia. Escritor y propietario rural. Escritor de cosas del campo. Mi palacio de grifos dorados sea esta mi finca orensana, este sea mi pazo antiquísimo. Mi sonido el de las gallinas al alba. Mi manto el canto nocturno de la lechuza y el búho.
Escribir poemas sobre modestos bacines, sobre azadas duras, escribir con el suntuoso marrón de la costra de la avellana, escribir sobre la aparición súbita en el recodo de la Santa Compaña. Nada más hermoso que la imperturbabilidad -lenta y silenciosa- de las horas iguales. O bien la espiga madura. Nada más noble que los cuentos o las charlas sobre patatas, pimientos, «leitugas», tomates, cebollas y berenjenas.
En esta plácida existencia intemporal deseo -a veces lo logro- escribir y constatar. Soy un labriego alfabeto. Vivo en aldea profunda. Soy casi pájaro o casi sesteante lagarto. Tengo tierras y animales. Vosotros -oh tú hipócrita lector- solo vacíos y huecos, una nada televisiva y urbana en los adentros del pecho.