Era tal el caos de mi biblioteca («Librería muy arreglada, librería poco usada»), que mi doméstica, estos días que estuve de viaje, la ordenó en triples columnas en los estantes.
En completo azar ahora las pilas de libros. Busco las cartas de Madame de Stäel que editó y publicó Joseph de Ligne, y me encuentro con «Dinero» de Amis -esa bazofia- o busco un tomito que amo mucho de Henry Saint John, vizconde de Bolingbroke, y solo veo «Saúl ante Samuel», esa otra chuchería de Benet donde se maltrató al castellano con descomunal saña (el supuesto «great style» era una mera parodia sarcástica de sí mismo ) Busco la «Patrología» de Migne o bien la «Summa» de Santo Tomás editada por la B.A.C., y me encuentro con «Beatriz y los cuerpos celestes», de la latinista Lucía Etxebarría. Busco a Wittgenstein y hallo a Jodorowsky.
Mi biblioteca ya carece del orden de las fuentes, o los jardincillos, con algo de morunos o turcos o chinescos, carece de dorados e inscripciones. Ahora es un imperio sin esplendor. Un Luis XVI con el cuello en la guillotina. Un templo sin memoria. Una Babel de caballos desbocados. Una mente con delirium tremens.
Pero la chica puso su mejor voluntad y esfuerzo. Le regalaré una villa con sol limpio. Yo, desdichado, moraré desde ahora en las sombras eternas.
Orate, orante y diletante. Burgués hacendado, aldeano ilustre. Pienso bien, escribo regular -desearía que con distinción-, y hablo mal. Solitario compulsivo. Lector omnímodo, omnímodo, diagnosticado de bibliopatía. Apocalíptico y antimoderno. Debemos apartar el chusmerío de nosotros y buscar el lujo de la mente, también la bondad. Voltaire: “La terre est couverte de gens qui ne méritent pas qu´on leur parle (la tierra está llena gente a quien no merece la pena dirigirle la palabra) “Por desgracia la expresión coquin méprisable , granuja despreciable, resulta aplicable a un número terrible de personas de este mundo” Schopenhauer. “Nec vixet male qui natus moriensque fefellit” Horacio, “No se da mala vida quien de nacimiento a muerte pasa desapercibido”. Mejor no podría ser dicho. O bien igual Ovidio, “Bene qui latuit, bene vixit”, “Quien bien se esconde, bien se da”. Solo y oculto se está mejor en esta hodierna e híspida civilización donde la publicidad está por encima del logro, la revelación por encima del comedimiento, la sinceridad por encima de la decencia, el victimismo por encima de la responsabilidad, la confrontación en lugar de la cortesía, la psicología sustituyendo la moralidad. Para acabar ya, y como divisa o lema: "Litteras ese solas quae homines ese vere convincat", las letras son la única prueba de que se es verdaderamente hombre.
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Genial, simple, sincero…
Un saludo Christian 🤜🤛
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