YO DEFIENDO LO MEJOR
De “El fals aristòcrata”
Depresión que amenaza con llegar a psicosis
si continúo pegando la hebra con taxistas
y ninguno comprende que la felicidad proviene de la honradez, no así del placer,
si el miserable Gran Hermano más y más devasta
como con su amoníaco pestilente sin rieles.
Christian, entre bárbaros, ultimus romanorum,
pisas el amargo polvo del exilio,
con sosiego de pálida hojarasca de Tarsis,
pero tú sabes que, bajo el sol y la lejanía,
defiendes lo mejor, el imperio de estrellas del corazón,
la ley de lo alto contra el sandio tercermundismo,
la emoción minoritaria ante un imperio que lento -siglos y siglos-se desploma y cae oculto,
las triestinas palabras tropicales del arte y la ciencia,
como contrapeso de tanto espanto feo útil,
de tanto espectáculo atroz y estúpido, soberbiamente incapaz,
como eco frente a burócratas, lameculos y corruptos de hortera polo Lacoste,
tú, bien lo sabes, defiendes lo mejor.
Contra las excrecencias corporales del vil arte moderno,
contra la masturbación obsesiva del main-stream,
contra el surrealismo beodo del habla,
el orgullo y el destierro aseguran tu Ley
no el rito de la canallería de la satrapía con su igualdad.
Antes libre y alto que igual.
Dios juzga y prefiere a los mejores,
y quien denigra el gesto de los mejores,
con rebuzno, se somete a la grey.
La noble llama de lo recto y sublime pensado y escrito,
el melancólico dibujo del agua delicada,
la fuente de la costumbre dorada; ¿dónde?
¿en una rave junto al mar con olor a bosque?
¿en la noche que ayuda a los audaces?
¿en el lacus somniorum del cuchillo de hierba de hogar para dos como hotel para dos?
¿en los S.O.S. del amor hacia los vastos espacios paranormales de la noche?
¿en los cortinajes obesos de una labios gordos y besados en el ring del Deseo?
No, lo público es técnico, depredador, mediocre, inmoral y vulnerable.
Sí, sí sí en el olor de pecho alanceado de un San Sebastián Individual y Hermoso.
La Ley es la propiedad privada contra la depauperación,
la segura distribución de cintillas de oro y laurel para con lo sagrado.
Y mientras, el puto Gran Hermano de los c…
Pero yo defiendo lo mejor;
término conocido como insustituible al de la palabra «destino»,
término conocido en bosques de Palermo y silvas y selvas del Guaraní, en sonar de rapsodia de tacones contra la losa, en ajedrez de océnos con los delfines con mitológica piel de zapa, en petit-suisses encima de los ataúdes, y en el fin -the end-,
el fin de la necrosis de los disturbios del aire este sin ápice ni gamos o gramos de clorofila.